Los libros sirven pa tó. Hasta para calzar una mesa. Pero si además de para eso te da por leerlos, al final resulta que acabas sacando cosas de ellos. Y no sólo miopía y unas bonitas gafas (por cierto, las gafas redondas estilo Harry Potter – John Lennon están muy de moda este año), sino también sabiduría, e incluso una actitud distinta ante la vida.
Claro que depende de lo que leas. Si te ha dado por Harry Potter, estás de enhorabuena. Porque resulta que los lectores de la saga más mágica de la historia tienden a ser más tolerantes con otras personas. Sobre todo, con las minorías y otros colectivos habitualmente maltratados.
No lo decimos nosotros, que no somos así de listos. Lo dice un estudio que han hecho en Inglaterra, y publicado en el Journal of Applied Social Psychology. Los investigadores hicieron un trabajo de campo con escolares de primaria en el Reino Unido, y otro con universitarios y ‘high schoolers’ en ese país y en Italia.
El resultado: los lectores de Harry Potter tenían menos prejuicios hacia los más tradicionalmente estigmatizados, como inmigrantes, refugiados u homosexuales. Y eso de ir por la vida sin prejuicios es lo que realmente diferencia a la gente mágica de la, ehem, digamos tóxica.
Y es que, claro, quién no sintió un pellizco en el corazón cuando el capullo de Draco llamaba “sangre sucia” a Hermione. Pues eso.
Nos encanta, por cierto, el título del estudio: “La mayor magia de Harry Potter: reducir los prejuicios”. Un aplauso.