Kawaii, la palabra que nos falta

Kawaii, la palabra que nos falta

Nos falta kawaii.

El castellano es un idioma estupendo. A nosotros nos lo parece, claro, aunque igual tiene que ver con que sea el que usamos. Que igual no somos objetivos, vamos.

Pero.

Nos falta algo. Algo que sabemos identificar si lo vemos, algo que sabemos distinguir, pero que no podemos definir. Porque nos falta la palabra. Nos falta cómo decir “kawaii”.

Kawaii es “mono“. Pero es algo más

Kawaii es “adorable“. Y algo más

Ahora mismo, en Japón “kawaii” es casi “qué guay ” (hasta suena parecido, sí). A tu jefe le puedes decir, por ejemplo, que su corbata es “kawaii”. Y no pensará que eres lerda/o.

Pusheen es kawaii. Chi, sin duda, lo es. Hello Kitty casi inventó el término. Un gremlin en modo Gizmo es kawaii (si saca las uñas, ya no tanto). Chihiro casi se sale del medidor.

Pero es más: para que algo sea verdaderamente kawaii te tiene que salir de dentro un “ooohhhhh” de los profundos. Vamos, que “qué mono” se quede corto.

Los ingleses usarían “cute”, pero eso no se aplica, por ejemplo, a cosas como la comida.  Y kawaii sí. Si echáis un vistazo aquí entenderéis por qué.

Pero hay más. En “kawaii” hay un matiz de “sofisticado”, también. No se puede ser kawaii y a la vez ser cutre. Y también ha de ser un pelín ingenuo. Adorablemente ingenuo, un tanto infantil, pero no del todo.

Más difícil todavía. Kawaii, en Japón, también ha evolucionado para significar  “lo que está muy de moda”. Lo último y lo genial.

Vamos, que volvemos a donde empezamos: nos falta un kawaii.

O igual simplemente dejaremos de buscar palabras: diremos “¡kawaii!” cuado sepamos que debemos hacerlo.

Y los sabremos. Aunque no sepamos explicarlo.

 

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